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Acompañamiento integral a población con necesidad de protección internacional en Tapachula, Chiapas,

Este proyecto ha buscado proveer de atención legal y psicosocial, con especial atención a niños, mujeres, víctimas de violencia basada en género y miembros de la comunidad LGBTQ+ en situación de desplazamiento forzado.


Las actividades de acompañamiento y las reuniones de los grupos de confianza iniciaron actividades de forma presencial así como la atención legal y psicosocial. Para el cuidado de la salud de la población atendida, se tuvieron que limitar las acciones planeadas hasta que comenzó un proceso de adaptación para retomar actividades en la medida de lo posible. El trabajo realizado durante el año 2020 estuvo marcado por el acompañamiento a las personas, escuchando sus demandas y observaciones para mantenernos comunicados.


La pandemia dejó en claro que era imprescindible dar prioridad a los esfuerzos realizados para mejorar la situación de las personas acompañadas. Las ayudas humanitarias fueron una respuesta clave para proveer apoyo inmediato a las familias. La capacitación y formación técnico/laboral ayudó a algunas personas a encontrar un empleo formal en la ciudad de Tapachula. A estos esfuerzos por mejorar su situación económica también se le agregan las iniciativas de autoempleo.


Las redes sociales y los servicios de mensajería instantánea han sido clave durante esta situación de pandemia para distribuir información. Estos ayudaron a la movilización de numerosos pronunciamientos y comunicados de forma colectiva, con la ayuda de otras organizaciones de la sociedad civil, para exigir al Estado el respeto de los derechos humanos de la población migrante, refugiada y solicitante de protección.


Un trabajo importante realizado durante el 2020 fue la reconciliación de las comunidades locales con la población migrante, refugiada y con necesidades de protección internacional. Para esto, se organizaron eventos en espacios públicos abiertos y se distribuyó material de sensibilización por medios digitales. Además, estos espacios virtuales crearon la oportunidad de continuar el trabajo con los grupos de autoayuda y que construyeron grupos de confianza en los que se incluyeron vecinos de las personas acompañadas, lo que favoreció el reconocimiento y solidaridad entre la población de Tapachula y ellos.


La pandemia ha puesto a prueba nuestra capacidad de construir y fortalecer relaciones tanto personales como entre organizaciones de la sociedad civil. Tapachula es una ciudad fronteriza que se encuentra inmersa en un proceso complejo de cambio constante. El aumento de niveles de xenofobia y racismo debido a la desconfianza ha recrudecido las condiciones en las que son acogidas las personas acompañadas. A pesar de todo, los esfuerzos en conjunto, las alianzas con el gobierno local, asociaciones civiles y la comunidad jesuita local han dado frutos positivos.


¡Agradecemos su apoyo a esta causa tan noble!

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